El Producto Interno Bruto de la República Dominicana crecerá 5.4% este año y 4.5% en 2017, de acuerdo con las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) contenidas en el informe Perspectivas económicas: Las Américas, publicado este miércoles en Ciudad de México.
La información es parte del informe Perspectivas económicas: Las Américas, que tanbién da cuenta del crecimiento del PIB dominicano en 2014 (7.3%) y en 2015 (5.4%).
En el Caribe, dice el documento del FMI, las perspectivas de crecimiento siguen siendo favorables para los países que dependen del turismo. En cambio, las perspectivas de crecimiento se están deteriorando para las economías dependientes de las materias primas.
El FMI sostiene que mientras la recuperación mundial continúa luchando por afianzarse, el crecimiento en América Latina y el Caribe se ha revisado nuevamente a la baja y se prevé que en 2016 se contraiga por segundo año consecutivo, según el FMI.
En el informe se proyecta que el crecimiento regional se contraiga un 0,5 por ciento en 2016, lo cual supone dos años consecutivos de crecimiento negativo, por primera vez desde la crisis de la deuda de 1982–83.
Esta cifra, sin embargo, oculta el hecho de que la mayoría de los países siguen creciendo, de manera moderada pero segura, mientras que un pequeño número de economías —que representan aproximadamente la mitad de la economía de la región— se enfrentan a una recesión, principalmente debido a factores internos.
La desaceleración de la actividad refleja una demanda externa débil, un nuevo descenso de los precios de las materias primas, condiciones financieras volátiles y, en el caso de algunos países, importantes rigideces y desequilibrios internos, según el informe. Al mismo tiempo, muchos países han experimentado fuertes depreciaciones del tipo de cambio, principalmente debido al deterioro de los términos de intercambio y la demanda externa.
Para 2017, el FMI prevé que el crecimiento regional repunte al 1.5 por ciento.
Brasil sigue sumido en una profunda recesión y la actividad económica se ha contraído un 3,8 por ciento —la misma tasa que en 2015— debido a problemas económicos y políticos. En Chile, se prevé que el crecimiento se desacelere al 1,5 por ciento en 2016, debido al deterioro de la confianza y al bajo nivel de inversión en el sector de la minería.
Argentina y Venezuela se enfrentan a una contracción del producto de alrededor del 1 por ciento y el 8 por ciento en 2016, respectivamente. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento a mediano plazo de Argentina han mejorado considerablemente gracias a la transición actualmente en curso para eliminar las distorsiones y desequilibrios internos y corregir los precios relativos. En Perú, la economía se ha fortalecido y se prevé que el crecimiento siga en aumento en 2016, al 3¾ por ciento, impulsado principalmente por la inversión en el sector minero.
En un contexto de continua recuperación en Estados Unidos, las perspectivas de crecimiento para México y América Central se mantienen relativamente sólidas. Se prevé que México siga creciendo a un ritmo moderado del 2,4 por ciento en 2016. Los países de América Central se han beneficiado de los bajos precios del petróleo y la continua recuperación en Estados Unidos. Se proyecta que el crecimiento del producto regional sea del 4¼ por ciento en 2016.
Las perspectivas regionales están sujetas a varios riesgos a la baja. América Latina sigue siendo particularmente vulnerable a una desaceleración mayor a la esperada en China —el destino del 15 por ciento al 25 por ciento de las exportaciones de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Venezuela— y a nuevas caídas en los precios de las materias primas. Una desaceleración en China contribuiría a reducir los precios de las materias primas e incrementar la percepción del riesgo corporativo.
Un deterioro más profundo de la situación en Brasil podría provocar un cambio repentino en la valuación de los activos regionales, una menor demanda de exportaciones entre los socios comerciales de la región y mayores primas de riesgo.
El informe también señala los riesgos de que la recuperación de la inversión sea más lenta de lo proyectado si las condiciones financieras más restrictivas y las menores perspectivas de crecimiento derivan en ajustes de los balances de las empresas que se encuentran cada vez más endeudadas en moneda extranjera.