Primero que nada me permito reconocer los buenos dotes de comunicador fundamental del presidente Barack Obama, y el control que exhibe en el manejo de sus ideas a proyectar frente a todas las audiencias. Igualmente muestra un impresionante manejo sobre preguntas improvisadas, cauto escucha y va construyendo en sus adentros una respuesta que sobre ponga su imagen y organice los puntos erróneos que contenga dicha pregunta. Muchas veces con una carga de jocosidad a la vez, elemento que sólo aquel que domina los escenarios puede exhibir.
La semana pasada mi artículo exponía los dotes de un buen CEO, y las franjas de liderazgo en aquel que le corresponde, incluso comencé mi escrito definiendo a partir del diccionario, la palabra líder.
Ahora le tocó a los símbolos y los mensajes. “La historia la escriben los vencedores”, dice Walter Benjamin, George Orwell o Winston Churchill, dependiendo a quién se la atribuyamos. Y como estratega y buen político, Obama trató de hacer historia con su último discurso del Estado de la Unión.
De manera que este discurso no se trató como los anteriores cargados de promesas, y en el que no sólo rendía cuentas, sino que defendía sus ideas y acciones.
En este hubo espacio para todo, para la estratégica política actual, y para contestar a sus adversarios. Y sobre todo para enviar un mensaje de optimismo y humanidad sobre la plataforma de los logros exhibidos durante los últimos siete años de gobierno en el que presentó los 14.1 millones de nuevos puestos de trabajos creados durante su gestión, a partir de que cuando tomó el poder eran casi 800 mil empleos que se perdían por mes.
Y es que si otra vez hablo de mi artículo anterior de un líder o un CEO, volvemos a caer en la realidad del ser humano. Jamás habrá uno que lo contenga todo. Terminaba poniendo como ejemplo de líder funcional a Steve Jobs, pero el mismo Jobs exhibía un muy pobre desempeño humano, que otorgaba la sensación de a veces ser muy cruel y otras tantas, sensible y humano. Y es que los conflictos internos de nuestra realidad los tenemos todos.
Pero volviendo al discurso de Obama vale la pena decir que a través de sus últimas palabras frente al Congreso, su imagen y liderazgo parece mantenerse firme.
“El futuro que queremos: oportunidades, seguridad para nuestras familias, una mejor calidad de vida y un planeta sustentable y pacífico para nuestros niños, todo eso está dentro de nuestro alcance”. Esta fue una final que expuso: “La democracia requiere lazos de confianza entre los ciudadanos”.
Tocó los temas de la migración, el respeto y otros como base de seguridad y paz para Estados Unidos. Pero más que nada, me dispongo a hacerles ver el gran manejo del escenario que tuvo el presidente Obama, una vez más.
Y esta no fue la ocasión en la que expuso su florido y bien manejado discurso y colocación de palabras, sino que, por el contrario, preparó algo que más que nada se recibió como una respuesta de una hora, a las preguntas de todos los norteamericanos y por qué no, del mundo.