[dropcap]C[/dropcap]omo comentábamos en el pasado diálogo financiero, el correcto uso de estructuras y productos financieros y bancarios es básico para que las empresas logren mantener una situación financiera eficiente y un crecimiento sostenible en el tiempo con bases sólidas.
Es muy importante saber hacer uso de mecanismos de financiamientos que estén respaldados por activos productivos y/o que tengan un valor que agregar a su negocio. No solo los activos de largo plazo son liquidables, también podemos hacer uso de nuestros activos de corto plazo para financiar nuestros negocios, siempre teniendo claro cuál es el objetivo de la liquidez a obtener con los mismos.
Uno de los mecanismos financieros más usados mundialmente para financiación de las necesidades de capital de trabajo de las empresas es el “factoring” o “descuento de documentos por cobrar”. En nuestro país, es un producto que cada día más ha ido cogiendo auge y las empresas lo usan más como mecanismo de financiamiento de sus necesidades de capital de trabajo, como lo son: compra de inventarios, pago de gastos corrientes, cuentas por pagar (CxP), etc. Mediante el factoring, las empresas pueden ceder o vender sus cuentas por cobrar existentes, recibiendo liquidez inmediata anticipadamente sin tener que acudir a un financiamiento o préstamo hasta llegar el periodo de cobro.
Vemos cómo cada vez más existen empresas y personas interesadas en ceder sus documentos por cobrar, lo cual ha permitido que tanto instituciones financieras reguladas (bancos), como no reguladas, como empresas comerciales o de factoring estén disponibles para ofrecer este tipo de soluciones, a cambio de un descuento del valor de la factura o documento.
Una de las ventajas principales es que las empresas no tienen que registrar deudas para financiar sus operaciones, muy por el contrario al recibir su pago anticipado no es necesario acudir a un préstamo tradicional hasta el momento del cobro de este documento, simplemente registrar un descuento por pronto pago para registrar el costo financiero de la transacción. Además de poder obtener tasas muy competitivas siempre y cuando el deudor sea una empresa reconocida y con niveles de riesgos adecuados.
Este tipo de instrumentos no solo sirven para financiar las empresa, este es un mecanismo financiero óptimo al cual las Pymes pueden acceder, permitiendo así que obtengan los beneficios del mismo como ahorros en gastos financieros vs los que tienen acceso en el mercado informal los cuales son bastante altos, hacerlos más eficiente en su recaudo y financiamiento de sus necesidades de capital de trabajo de manera eficiente, protegerse de devaluaciones, al convertir los valores facturados vendidos a crédito de inmediato, así como otro número adicional de conveniencias, como tal vez la más esencial, de permitirles bancarizarse y formalizar su negocio a cambio de acceso directo al sector formal.
Esto último tiene un impacto directo en la recaudación impositiva, ya que estas Pymes estarían transparentando sus operaciones a cambio de acceso a fondos más baratos, y no con las prácticas de ceder sus facturas o documentos en el mercado informal a tasas que podríamos denominar excesivas, que en la mayoría de los casos hacen inoperante el pequeño negocio al descapitalizarlos, pues el alto costo financiero merma la ya baja utilidad que podrían percibir.
Existen algunas oportunidades para este producto en la banca, según el Reglamento de Evaluación de Activos (REA), el uso de este tipo de instrumentos tendría aún más impacto si se evaluara el deudor final y no el cedente, ya que en una mayoría significativa de ocasiones son quienes requieren de este tipo de instrumentos, siendo empresas pequeñas que venden a empresas grandes con bajos niveles de riesgos, o empresas grandes con niveles de riesgos inferiores al deudor.
Sin embargo, la evaluación del crédito y constitución de provisiones de la institución financiera se hace en base al cedente del documento o quien vendió el documento y no evaluando al deudor que es donde está el riesgo real de repago.
Esto desincentivando en muchas de las ocasiones la dinamización de este producto masivamente por limitaciones que puedan tener en acceder el pequeño negocio a facilidades de los bancos del sistema formal, como líneas para descontar estos documentos por la rígida regulación que existe en ese sector, emitida por la autoridad monetaria que a ese sujeto de crédito, lo disminuye en su calificación crediticia limitándole el acceso a la banca tradicional.
Estos pequeños empresarios, quienes son los verdaderos necesitados del producto, se les mide por su situación financiera, olvidando que pueda tener un instrumento de descuento (factura) de primer nivel (clasificación A o B) que realmente será de donde provienen los recursos del repago.
Si se tomara su calidad en consideración y se atara a la aprobación y desembolso de esas líneas a ese tipo de facturas, bien esos Pymes podrían acceder al crédito bancario, pues debería mitigarse la clasificación del cliente y adoptar la del medio de pago, dándole acceso a costos financieros manejables, desincentivando el uso del sector informal para estas alternativas.
Las normativas juegan un papel muy importante para estas estructuras, donde desde el comercio hasta el estado tendrían sus beneficios, por lo cual exhortamos a revisar para este tipo de producto y clientes.
En fin, reiteramos que al momento de evaluar alternativas de financiamientos, evaluemos este tipo de instrumentos, pues agrega liquidez, transparencia, ahorros, indicadores financieros con menores pasivos a las empresas cedentes, y ante el deudor, serviría hasta para crear más lealtad ante sus suplidores quienes se podrán aprovechar de estas ventajas y beneficios del comprador, pudiéndose traspasar hasta en ahorros en los precios de facturaciones, ya que transparenta todos los gastos ocultos, incluidos si usaran otras alternativas financieras irían en el precio del bien facturado.
Estos productos les generan ahorros importantes a los suplidores pequeños y medianos que tendrían acceso a líneas y tasas de descuentos de empresas con mayor poder de negociación y mejores accesos a líneas bancarias.