Uno de los retos a los que se enfrentan los hacedores de políticas en economías pequeñas como la dominicana es el de equilibrar, anualmente, unas finanzas públicas casi siempre deficitarias, tanto por el carácter expansivo de los gastos como por la inelasticidad de los ingresos por impuestos.
Existe también el reto de que la distribución de los gastos responda a las necesidades y demandas identificadas. Como instrumento de desarrollo, el presupuesto está llamado a contribuir a mejorar la redistribución del ingreso nacional como antesala al mejoramiento del bienestar social.
Pero en teoría esto está perfecto; el problema es la práctica común y la orientación de un presupuesto que responde normalmente a las metas presidenciales del Gobierno de turno, que comúnmente es deficitario, que tiene problemas para asegurar resultados concretos que sirvan realmente a la población, que no esté subestimado pero menos sobreestimado, pagar la deuda (interna y externa), financiar el déficit cuasi-fiscal del Banco Central, cumplir con un montón de leyes aprobadas a la carrera, alimentar a los compañeritos del partido, satisfacer la ignorancia de algunos medios de comunicación y, al final, que quede algo para el desarrollo. Una carga muy pesada para cualquier director de Presupuesto.
En un análisis del presupuesto formulado, no el ejecutado, se observará cómo ha venido creciendo durante los últimos 25 años, sobre todo para responder a un Estado evidentemente hipertrofiado, y cómo ha sido la tendencia de expansión de los gastos corrientes y de capital, así como el comportamiento del PIB.
Sobre este último caso, se debe aclarar que no se busca establecer una correlación exacta entre presupuesto formulado y PIB, sino observar las tendencias de ambas variables. Se obvia el incremento de los precios como elemento para explicar el aumento del presupuesto.
Cuando se estudia el comportamiento del presupuesto formulado de gastos en años seleccionados, se observa que se multiplicó por cinco entre 1990 y 1996, al pasar de RD$4,829,376,375 en el primer año a RD$26,968,142,815 en el último año referido, lo que arroja una expansión de un 458.4%. Para este último año, los gastos corrientes se estimaron en RD$16.5 mil millones (61.2%), en tanto que los de capital alcanzaban un total de RD$10.4 mil millones (37.8).
En 2000, el presupuesto llegó a cerca de RD$47,000 millones, ampliándose en RD$10,000 millones con relación a 1996, una expansión promedio anual de RD$2,000 millones.
En el 2000 los gastos corrientes aumentaron casi 14 puntos porcentuales, en tanto los de capital se redujeron en alrededor de 5 puntos porcentuales. En ese mismo sentido, pero ahora analizando el presupuesto formulado del 2005, se puede observar que este creció un 243.4% con relación al del 2000, situándose en la segunda expansión más alta para los años seleccionados; es decir, el presupuesto formulado del 2010 es 3.4 veces el del 2005. Esta expansión importante del gasto en el 2010 puede tener su explicación en la construcción de la primera línea del Metro de Santo Domingo, obra que consumió una parte importante de los presupuestos del período 2005-2010.
En cuanto a su distribución entre gastos corrientes y de capital, se denota que los primeros continuaron llevándose la principal parte del pastel con un 72.6%, durante el 2010, en tanto los segundos continuaron su disminución anual y llegando ahora a un 27.4%.
Para 2013, el presupuesto se coloca en RD$454,000 millones, con gastos corrientes ascendentes a un 78.5% del total y gastos de capital de 21.5%.
El presupuesto de 2014 ofrece una estimación de gasto por el orden de RD$501,000 millones, un incremento de un 10.3% con relación a 2013, aunque los gastos de capital fueron nuevamente sacrificados llegando a 20.3%, en tanto los gastos corrientes continuaron su tendencia alcista alcanzando un 79.7%.
Un hecho relevante del presupuesto 2014 y 2015 fue el incremento en la asignación presupuestaria al sector educación hasta un 5% del PIB.
Las proyecciones para 2016 indican que habrá un presupuesto de RD$663,558 millones (incluyendo Aplicaciones Financieras: amortización de deuda pública, disminución de cuentas por pagar y compras de acciones y participación de capital), para un incremento de 25.4% con relación al presupuesto de 2015.
En esta ocasión, el gasto corriente asciende a un 85.1% del total, mientras los gastos de capital alcanzan un su nivel más bajo en los años analizados, llegando a un 12.8%, reiterándose la vocación a disminuir de estos últimos, y la tendencia a aumentar del primero.
Durante los últimos 25 años, se puede observar que el presupuesto se ha multiplicado 137 veces entre 1990 y 2016 (13,640%), con un incremento promedio anual de más de RD$26,000 millones, cifras a todas luces exageradas si tomamos en consideración que durante la vida republicana no fue hasta el 1996 que el país tuvo un presupuesto de ese monto.
FORMULACIÓN
El tamaño del presupuesto formulado no debería ser la preocupación, sobre todo si paralelamente los indicadores de bienestar social de la nación han tenido una mejoría durante el mismo período, si la economía ha mejorado su desempeño, si los niveles de pobreza y desigualdad han disminuido y si los ingresos tributarios y no tributarios han mejorado de manera significativa, al tiempo que la tendencia de la deuda pública para financiar los déficits fiscales es hacia la baja.
Pero todos saben que muy pocos indicadores de bienestar de la población dominicana pueden exhibir comportamientos positivos, en tanto la deuda total del país con acreedores locales e internacionales ha ido en aumento conforme la permanencia del déficit.
Lo único que parece andar a la par con la expansión del presupuesto de la nación es el crecimiento del producto interno bruto, y una explicación de esto está en la contribución del gasto público a la formación del producto, y otra explicación hay que buscarla en la estimación de éste que suelen hacer los hacedores de estadísticas.