[dropcap]I[/dropcap]nnumerables veces escuchamos esta exclamación por parte los clientes: ¡el anuncio en la página derecha!
La creencia de que la página derecha es la que mejor vende la publicidad, o la que mejor aprovecha la publicidad, está aún latente.
Es como una muletilla que repite el cliente desde la aprobación del arte o la campaña. Si analizamos detenidamente esto, y nos vamos a un plano objetivo, lo primero que debemos tener en cuenta es que el consumidor o el lector, es un ser humano, con un coeficiente de inteligencia normal, no un zombi o una especie desconocida y que hay que aprovechar.
Aunque ciertamente es probable que la tendencia humana al pasar una página sea, en algunos tipos de lecturas, anclar primero la vista en la página derecha.
Esto sucede en los medios tradicionales utilizados para publicitarse, y obviamente no en la literatura por asunto de continuidad. Un periódico, por ejemplo, se lee con la libertad de tomar o no lo que nos interesa. Aun así, está claro “tomar lo que nos interesa”, pues el ojo humano registra en forma de “Z” la lectura editorial, atrapando códigos y títulos que atraen para luego ser seleccionados y terminarlos de principio a fin.
Es por ello que queda muy claro que si un aviso comercial es colocado en un medio idóneo para afectar su target, al momento de éste hacer contacto con el medio, el anuncio será consumido, leído y entendido; que el efecto de acción sea fuerte o de impacto, ya es cuestión de la conceptualización creativa en sí, pero definitivamente el ser humano lo encontrará.
No estoy en contra del anuncio en la página derecha, sólo trato de contribuir para destruir un mito que hace perder tiempo y que en nada suma.
Siempre es bueno entender que el objetivo es un ser humano, un individuo inteligente y con sentido común, capaz de tomar o dejar, de encontrar o no ventajas en la vida, y que muchas veces todo es difícil y aun así el ser humano saca partido para aprovechar la solución de necesidades diversas en su vida. Una página izquierda lo detendrá en echar mano a aquello que es interesante.
Sin embargo, dejamos de ser objetivos cuando tratamos en otro plano, de colocar demasiado texto en la publicidad exterior, no tomando en cuenta de que los individuos manejan sus vehículos y es primordial para un ser humano primero resguardar su vida y la de los que van con él.
La objetividad perdida en muchos aspectos resta a las acciones de comunicación comercial de marketing, distraen a los equipos en sórdidas discusiones de un lado y otro. Siempre es de mayor provecho hacer el ejercicio de no perder de vista que el producto es lo queremos vender; el escenario será la creatividad, pero el objetivo es lo más importante, y jamás debemos separarnos de cómo piensa y cómo razona. En un profundo análisis de la sicología y sociología encontraremos mejor definición del cómo hacerlo posible.
Otros mitos que arropan el acontecer publicitario serán desnudados en nuestras próximas dos entregas, aquellos que como ya dije nada suman, y que en definitiva hacerlos desaparecer impulsará a un mayor enfoque de los equipos envueltos en un proyecto de comunicación, tanto por parte del cliente, como por parte de la agencia.