[dropcap]E[/dropcap]l fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, con el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki y la consecuente rendición de Japón, marcó una línea en la historia política de la humanidad.
Rusia y Estados Unidos se repartieron la península de Corea. Nacieron la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y la República de Corea. Ambas han sido el tubo de ensayo de dos sistemas: el capitalista y el socialista.
En estos días Corea del Norte y Corea del Sur (socialista y capitalista, respectivamente) acordaron bajar las tensiones luego de un período de amenazas y de “conatos de enfrentamientos” en el paralelo 38. El impasse se generó por la reactivación de los altoparlantes que Corea del Sur dispuso en la frontera para lanzar consignas contra el sistema político-dictatorial del Norte.
La RPDC, que de democrática no tiene más que el nombre, es la muestra fehaciente del fracaso del modelo socialista aplicado por la familia Kim (el líder histórico Kim II Sung y los sucesores Kim Jong il y Kim Jong-un), todos dictadores sanguinarios, que no permiten nada que huela a la libertad a sus ciudadanos.
Las cifras de desarrollo económico y humano establecen el fracaso de uno y el éxito de otro. Corea del Norte (Pyongyang) tiene 120,538 kilómetros cuadrados. Corea del Sur (Seúl) llega a 99,720, es decir 20,818 kilómetros menos. En la parte socialista hay 24.8 millones de personas y en la capitalista son 49.1 millones.
El PIB en Corea del Sur es de US$1,700 billones, en la del Norte es de apenas US$41,000 millones. Corea del Sur exporta US$560,000 millones e importa US$520,000 millones. Corea del Norte exporta US$3,960 millones e importa sólo US$4,900 millones.
Quizá no es el socialismo el responsable del atraso económico y humano que padecen los norcoreanos, sino la ignorancia en la que han sido obligados a vivir, negándoles el derecho a sentirse como verdaderos seres humanos.