[dropcap]E[/dropcap]n lugar de desechar los neumáticos de sus flotas de vehículos pesados, muchas empresas optan por el reencauche, una alternativa que puede representar el ahorro de cuantiosos recursos, así como el cuidado y preservación del medio ambiente.
Se trata de una forma de hacer que los neumáticos prolonguen hasta tres veces su vida útil por medio de un proceso que requiere de elevados controles y estándares técnicos para que se pueda realizar de manera efectiva.
Es decir, no consiste en el simple rellenado de las llantas con parches que, en definitiva, pueden poner en riesgo la vida de personas y causar pérdidas económicas mayores, según Erwin Acosta, gerente de la empresa proveedora de neumáticos Hylsa.
Aunque Hylsa tiene varias décadas en el negocio de los neumáticos, incursionó en este rubro específico hace tres años, con el soporte de la multinacional Bandag, especializada en todos los aspectos relacionados con la reutilización de los neumáticos.
Las instalaciones de la empresa se encuentran en la avenida Luperón, donde cuentan con 400 metros cuadrados dedicados a las actividades de reencauche, con un taller de 100 metros cuadrados donde se realiza todo el proceso de transformación de las gomas. Para ello invirtieron US$2 millones y emplean una veintena de empleados especializados en cada una de las labores relacionadas con el reencauche.
Aunque hasta el momento solo realizan reencauche de neumáticos de camión, la empresa tiene planes de seguir ampliando la cantidad de tamaños de vehículos permitidos.
El proceso de reparación de los neumáticos se inicia con una exhaustiva inspección. Primero se observa a simple vista para ver si cumple con ciertas condiciones mínimas para atravesar el proceso. En el caso de Hylsa (una de las tres empresas que realizan este proceso en el país), el 85% de los neumáticos que reciben son admitidos. Una de las razones, señalan sus ejecutivos, es que han ido educando a sus clientes para realicen un cuidado adecuado de las llantas.
Luego se introduce la goma en una máquina NDI, con la cual se puede observar el interior del “paciente” y determinar todos los daños y puntos críticos. De inmediato se crea un registro de las características de cada neumático, su propietario, tamaño, modelo.
Los pasos siguientes son el raspado de la superficie de manera automática, con el fin de que todas las llantas mantengan un tamaño uniforme. Se rellenan los espacios que requieran de parches y se luego se procede a la incorporación de la banda de rodamiento, la parte más superficial de la llanta. Esta representa el 30% de la masa del neumático.
Una vez se repara, la llanta es envuelta en los “sobre de caucho”, unas bolsas ajustadas en las que se introduce en la cámara de vulcanizado. Este es el último paso y consiste en fijar permanentemente todas las modificaciones realizadas. La cámara ejerce una presión de 90 libras por centímetro cuadrado a una temperatura de 95 centígrados.
Desde que inicia el proceso de reencauche, el neumático no toca el suelo, sino que es transportado por ganchos a través de los 100 metros cuadrados del taller, mientras los operarios realizan sus labores correspondientes.
En comparación con una goma nueva, reusadas mediante este proceso tienen prácticamente la misma vida útil, con los mismos niveles de seguridad y calidad.
“El reencauche tiene varias formas de verse. Creo que la más importante es la ambiental porque estamos brindando un servicio en el que se disminuye ampliamente la cantidad de neumáticos que van a desecho que posteriormente se convierten en un problema bastante serio”.
Gracias a su trabajo con sus proveedores, Hylsa realiza el acompañamiento de sus calientes, de manera que puedan hacer un uso más eficiente de sus neumáticos, cumpliendo con ciertos parámetros de calidad.
Así, revisan la conducta de los consumidores, verificando que los niveles de desgaste de las gomas sea el normal. “Y todo esto da garantías”.
“Quizá al comprar una goma nueva la primera decisión la tomamos en función de precio y si pensamos que las gomas son nuestros puntos de contacto entre nosotros y la carretera, además necesitamos tener rescate en carretera, asistencia técnica y un proveedor que nos dé un acompañamiento adecuado”.
Y es que la empresa ofrece asesoría y acompañamiento a sus clientes, de manera que puedan optimizar el uso de sus neumáticos.
Banda
La zona de la goma que más desgaste sufre es la banda de rodamiento, por esta razón es posible reencaucharla para aprovechar al máximo el hule restante.
El costo de una goma reencauchada es aproximadamente 40% menor al de una goma nueva, esto se debe a que la carcasa puede utilizarse porque no se ha dañado. Además, una goma de calidad puede reencaucharse hasta cuatro veces mientras que la carcasa de la goma se encuentre en buenas condiciones. Hacer esto significa un ahorro apreciable a largo plazo para cualquier transportista.
Proceso de transformación de las llantas
Inspección y raspado: El primer paso es determinar las zonas críticas del neumático, mediante escáner. Luego se procede al raspado de la superficie que tiene contacto con el suelo, con la utilización de una pulidora automática.
Banda de rodamiento: De inmediato se procede al rellenado de los huecos de la llanta, asegurando una superficie uniforme en toda la circunferencia. Luego se le adhiere la banda de rodamiento, que será la nueva superficie externa.
Vulcanizado: Una vez concluido el proceso de modificación, el neumático se introduce por varias horas en la “cámara de vulcanizado”, donde la goma recibe una presión de 90 libras por centímetro cuadrado a 95 grados centígrados.